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Nicolás Antorena, de Río Senguer a un paso del ciclismo profesional europeo
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Nicolás Antorena, de Río Senguer a un paso del ciclismo profesional europeo

Con 22 años, el ciclista chubutense que se encuentra en España, visitó Chubut Deportes para repasar su año deportivo y los nuevos objetivos.
 

Por REDACCIÓN SUPERDEPOR

Corría el año 2014 y en un restaurante en Potrero de los Funes en la provincia de San Luis, un joven ciclista y su entrenador intentan convencer al padre del deportista de abandonar los estudios universitarios y dedicarse exclusivamente a la actividad. La situación no es fácil, volvían de un Campeonato Argentino en donde el deportista no tuvo su mejor actuación. 
«Imaginate, me fue peor que mal, ese Campeonato fue horrible. Y yo quería ser ciclista profesional», recuerda entre risas 5 años después el todavía joven ciclista. Es que con 22 años, Nicolás Antorena se acuerda cómo su entrenador David Cárdenas convenció a su papá en ese restaurant de San Luis lo que quería para su futuro. «El momento en que decidí ser ciclista, fue cuando dejé la facultad para dedicarme a esto. Había empezado la carrera de Contador Público y con David convencimos a mi papá que lo que realmente quería era ser ciclista profesional».
Más allá de la anécdota, la familia Antorena se destaca por llevar una vida ligada al deporte. Además de Nicolás, su hermana Salma se destaca a nivel nacional e internacional en el Tiro Olímpico con excelentes participaciones en el Sudamericano de Chile y el 12ø Campeonato de las Américas en México. Es por eso, que cuando Nicolás se lo propuso a su padre, no dudó en apoyarlo: «Empezó como una aventura con mi papá. La familia en sí nos apoyó siempre a que nos brindemos al deporte, pero con él nos fuimos a España con la intención de contactar algún equipo».
Allí conocieron a Javier Fernández Alba (biomecánico y entrenador de ciclismo español), se pudo sumar a su equipo amateur: disputación De León. «Ir a Europa era una sueño que solamente cuando estaba dormido lo podía realizar», manifiesta Nicolás. Pero el sueño comenzó a hacerse realidad: ya contaba con un equipo, así que se mudó a Villa Blino (a 60km de Ponferrada apróximadamente), un pueblo que cuenta con alrededor de 1000 habitantes. Además de Nicolás, el equipo contaba con otros extranjeros: Un colombiano, un ruso y un argentino más con el que convivió los últimos 3 meses. «Los resultados deportivos fueron muy buenos, hubo competencias en las que estuve muy cerca. Me sorpredí de mis resultados, ya que en el primer año cuando fui a conocer pero no tuve mucha competencia. En cambio, si bien comencé con dudas de saber si estaba al mismo nivel, pero los resultados me acompañaron. En la categoría sub 23 hubo carreras que estuve muy cerca, mi objetivo siempre fue estar en la elite y ganar una carrera en esa categoría, entonces me quedó ese detalle nomás: un podio o ganar una carrera en elite para poder pasar a profesional el año que viene», explica Antorena.

DE RIO SENGUER AL CICLISIMO 
«Río Senguer es el pueblo donde crecí y me crié, mi lugar en el mundo sigue siendo la estancia ‘La Constancia’», aclara Nicolás cuando recuerda sus comienzos en la bicicleta. «Recuerdo que la primer bici que me regalaron fue una Oruro color rosa rodado 20, con ella corrí mis primeras carreras en Río Senguer. La verdad que estaría muy bueno que las vuelvan a hacer para que los chicos del pueblo se suban a las bicicletas como lo hacíamos nosotros. En mi caso empecé así, corriendo como hobbie, carreras alrededor de la plaza en el camping; una cosa llevó a la otra, me compré otra bici, empezamos a correr en Esquel, después en el resto de la provincia».
Nicolás comenzó a participar y destacarse en todas las carreras clásicas que se hacían acá de Mountain Bike. En un momento Leonel Carballo (compañero del equipo chubutense de ciclismo junto a David Cárdenas), se contactó con la familia Antorena para ser su primer entrenador. «Leonel fue quien me inició en los entrenamientos, luego David me trajo a Rawson y empecé a correr de manera oficial para Chubut Deportes».
Representar a la provincia fue un punto de quiebre para el joven ciclista, Antorena tiene muy presente esas participaciones: «La relación con Chubut Deportes siempre fue muy buena, a mí siempre me brindaron una mano muy grande para poder hacer realidad mi sueño. Siempre dieron todo lo que estaba a su alcance, tanto en becas como en material deportivo, que es sólo un reflejo del apoyo que siempre me brindaron».

ACTUALIDAD
El 2019 continuará con su equipo actual, pero asegura que el objetivo para el 2020 es pasar a un equipo profesional. «Hubo varias ofertas de equipos españoles para la temporada 2019, pero decidí quedarme en el equipo en el que estoy, sobre todo por la comodidad y el buen trato que tiene todo el equipo conmigo». Y si bien el joven ciclista se puso un objetivo muy alto, Nicolás tiene claro el esfuerzo y sacrificio que significa haber llegado a donde está hoy: «Yo pienso 24/7 en la bici: Cómo puedo mejorar, qué tengo que comer para acompañar mi entrenamiento, en todo pienso, en cada detalle. Pero para llegar al nivel que tienen los corredores europeos, uno tiene que ser un poco obsesivo».
 

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Con 22 años, el ciclista chubutense que se encuentra en España, visitó Chubut Deportes para repasar su año deportivo y los nuevos objetivos.
 

Corría el año 2014 y en un restaurante en Potrero de los Funes en la provincia de San Luis, un joven ciclista y su entrenador intentan convencer al padre del deportista de abandonar los estudios universitarios y dedicarse exclusivamente a la actividad. La situación no es fácil, volvían de un Campeonato Argentino en donde el deportista no tuvo su mejor actuación. 
«Imaginate, me fue peor que mal, ese Campeonato fue horrible. Y yo quería ser ciclista profesional», recuerda entre risas 5 años después el todavía joven ciclista. Es que con 22 años, Nicolás Antorena se acuerda cómo su entrenador David Cárdenas convenció a su papá en ese restaurant de San Luis lo que quería para su futuro. «El momento en que decidí ser ciclista, fue cuando dejé la facultad para dedicarme a esto. Había empezado la carrera de Contador Público y con David convencimos a mi papá que lo que realmente quería era ser ciclista profesional».
Más allá de la anécdota, la familia Antorena se destaca por llevar una vida ligada al deporte. Además de Nicolás, su hermana Salma se destaca a nivel nacional e internacional en el Tiro Olímpico con excelentes participaciones en el Sudamericano de Chile y el 12ø Campeonato de las Américas en México. Es por eso, que cuando Nicolás se lo propuso a su padre, no dudó en apoyarlo: «Empezó como una aventura con mi papá. La familia en sí nos apoyó siempre a que nos brindemos al deporte, pero con él nos fuimos a España con la intención de contactar algún equipo».
Allí conocieron a Javier Fernández Alba (biomecánico y entrenador de ciclismo español), se pudo sumar a su equipo amateur: disputación De León. «Ir a Europa era una sueño que solamente cuando estaba dormido lo podía realizar», manifiesta Nicolás. Pero el sueño comenzó a hacerse realidad: ya contaba con un equipo, así que se mudó a Villa Blino (a 60km de Ponferrada apróximadamente), un pueblo que cuenta con alrededor de 1000 habitantes. Además de Nicolás, el equipo contaba con otros extranjeros: Un colombiano, un ruso y un argentino más con el que convivió los últimos 3 meses. «Los resultados deportivos fueron muy buenos, hubo competencias en las que estuve muy cerca. Me sorpredí de mis resultados, ya que en el primer año cuando fui a conocer pero no tuve mucha competencia. En cambio, si bien comencé con dudas de saber si estaba al mismo nivel, pero los resultados me acompañaron. En la categoría sub 23 hubo carreras que estuve muy cerca, mi objetivo siempre fue estar en la elite y ganar una carrera en esa categoría, entonces me quedó ese detalle nomás: un podio o ganar una carrera en elite para poder pasar a profesional el año que viene», explica Antorena.

DE RIO SENGUER AL CICLISIMO 
«Río Senguer es el pueblo donde crecí y me crié, mi lugar en el mundo sigue siendo la estancia ‘La Constancia’», aclara Nicolás cuando recuerda sus comienzos en la bicicleta. «Recuerdo que la primer bici que me regalaron fue una Oruro color rosa rodado 20, con ella corrí mis primeras carreras en Río Senguer. La verdad que estaría muy bueno que las vuelvan a hacer para que los chicos del pueblo se suban a las bicicletas como lo hacíamos nosotros. En mi caso empecé así, corriendo como hobbie, carreras alrededor de la plaza en el camping; una cosa llevó a la otra, me compré otra bici, empezamos a correr en Esquel, después en el resto de la provincia».
Nicolás comenzó a participar y destacarse en todas las carreras clásicas que se hacían acá de Mountain Bike. En un momento Leonel Carballo (compañero del equipo chubutense de ciclismo junto a David Cárdenas), se contactó con la familia Antorena para ser su primer entrenador. «Leonel fue quien me inició en los entrenamientos, luego David me trajo a Rawson y empecé a correr de manera oficial para Chubut Deportes».
Representar a la provincia fue un punto de quiebre para el joven ciclista, Antorena tiene muy presente esas participaciones: «La relación con Chubut Deportes siempre fue muy buena, a mí siempre me brindaron una mano muy grande para poder hacer realidad mi sueño. Siempre dieron todo lo que estaba a su alcance, tanto en becas como en material deportivo, que es sólo un reflejo del apoyo que siempre me brindaron».

ACTUALIDAD
El 2019 continuará con su equipo actual, pero asegura que el objetivo para el 2020 es pasar a un equipo profesional. «Hubo varias ofertas de equipos españoles para la temporada 2019, pero decidí quedarme en el equipo en el que estoy, sobre todo por la comodidad y el buen trato que tiene todo el equipo conmigo». Y si bien el joven ciclista se puso un objetivo muy alto, Nicolás tiene claro el esfuerzo y sacrificio que significa haber llegado a donde está hoy: «Yo pienso 24/7 en la bici: Cómo puedo mejorar, qué tengo que comer para acompañar mi entrenamiento, en todo pienso, en cada detalle. Pero para llegar al nivel que tienen los corredores europeos, uno tiene que ser un poco obsesivo».
 

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