Imposible no emocionarse
“Y ahora se viene el momento más emocionante, aunque en verdad no puedo hablar”, intentó micrófono en mano Juan Cruz Lagos al presentar la entrada del minibús al campo de juego.
“Y ahora se viene el momento más emocionante, aunque en verdad no puedo hablar”, intentó micrófono en mano Juan Cruz Lagos al presentar la entrada del minibús al campo de juego.
Por REDACCIÓN SUPERDEPOR |
Fue el momento más difícil para él, porque se dio cuenta que la emoción lo embargaba y era algo que no lo podía controlar.
La fiesta fue completa, en una escenografía perfecta. Estuvieron todos los amigos, los más cercanos y los más lejanos; los más pibes y los más viejos (con un alto grado de respeto).
Ver a Diego Albanese correr como un pibe, desplegando su categoría frente a los voluntariosos Dogos de Esquel.
Ver a un emocionado Roberto Müller, siendo la estrella de la cancha, al lado de muchos pekes que se hicieron amigos junto con la ovalada.
Ver a Los Pumas Classic, con otros rugbier de la provincia y de fondo de las montañas, en la cancha del Esquel Rugby club que se vistió de fiesta. Todo junto en una misma película, en una misma foto, en una misma imagen.
Por tercera vez llegaron los Pumas Classic a Esquel, pero la fiesta de ayer quedará en el recuerdo de todos, cuyas lágrimas y emociones fueron parte de esta fiesta.
Juan Cruz Lagos, no podía hablar. Y tenía muchos motivos para no poder hacerlo. Ayer se abrió un capítulo muy lindo en la historia del Esquel Rugby Club. Se abrió un capitulo muy lindo en beneficio del deporte de nuestra ciudad, porque el deporte, y en este caso el rugby, emociona, iguala, contiene, sociabiliza, compromete y nos hace mejores personas.
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“Y ahora se viene el momento más emocionante, aunque en verdad no puedo hablar”, intentó micrófono en mano Juan Cruz Lagos al presentar la entrada del minibús al campo de juego.
Fue el momento más difícil para él, porque se dio cuenta que la emoción lo embargaba y era algo que no lo podía controlar.
La fiesta fue completa, en una escenografía perfecta. Estuvieron todos los amigos, los más cercanos y los más lejanos; los más pibes y los más viejos (con un alto grado de respeto).
Ver a Diego Albanese correr como un pibe, desplegando su categoría frente a los voluntariosos Dogos de Esquel.
Ver a un emocionado Roberto Müller, siendo la estrella de la cancha, al lado de muchos pekes que se hicieron amigos junto con la ovalada.
Ver a Los Pumas Classic, con otros rugbier de la provincia y de fondo de las montañas, en la cancha del Esquel Rugby club que se vistió de fiesta. Todo junto en una misma película, en una misma foto, en una misma imagen.
Por tercera vez llegaron los Pumas Classic a Esquel, pero la fiesta de ayer quedará en el recuerdo de todos, cuyas lágrimas y emociones fueron parte de esta fiesta.
Juan Cruz Lagos, no podía hablar. Y tenía muchos motivos para no poder hacerlo. Ayer se abrió un capítulo muy lindo en la historia del Esquel Rugby Club. Se abrió un capitulo muy lindo en beneficio del deporte de nuestra ciudad, porque el deporte, y en este caso el rugby, emociona, iguala, contiene, sociabiliza, compromete y nos hace mejores personas.