Por REDACCIÓN SUPERDEPOR |
El Club Guillermo Brown tiene una historia que lo sitúa como un pionero en el básquet argentino. Aquellos años dorados de los 80 y principios de los 90, cuando el equipo se codeaba con los grandes en la Liga Nacional y la Liga B, son recuerdos imborrables para los amantes del deporte en la ciudad. Pero también son una deuda pendiente: una institución con ese linaje merece estar en lo más alto, y parece que el momento de saldar esa deuda se aproxima.
Durante la reciente conferencia de prensa encabezada por Sergio “Oveja” Hernández, ex entrenador de la Selección Nacional y figura indiscutida del básquet argentino, Pablo Texeira, actual vicepresidente del Club y máximo dirigente de la disciplina en Brown, lanzó una frase que resuena como un manifiesto: “Brown es una institución grande y con historia, que merece un lugar en una división grande del básquet nacional”. No fue un comentario improvisado, sino la confirmación de un proyecto serio que busca devolverle al club y a la ciudad el protagonismo perdido.
EL DESAFÍO DE VOLVER
Los números no mienten: llegar a la Liga Argentina implica un presupuesto considerable. Como bien señaló Texeira, el club está lejos de las cifras necesarias, pero ya ha encontrado eco en empresarios y sponsors interesados en apoyar esta causa. Es un camino complejo, pero también un sueño que parece empezar a tomar forma.
Brown no es un club cualquiera en la historia del básquet. Fue el escenario de hazañas memorables, como su ascenso a la Liga B en 1987 con figuras como Charles Russell y Fabián Horvath, y su paso por la segunda categoría en los años siguientes. Aquella etapa marcó a la ciudad, que incluso llegó a tener dos equipos en la misma división, un hito que reforzó el vínculo entre Puerto Madryn y el deporte. Sin embargo, el descenso en 1990 marcó el inicio de una larga sequía en el plano nacional.
La llegada del empresario Pablo Texeira, junto con un equipo de dirigentes jóvenes y la presencia de históricos como Marcelo Richotti, o Julio Sisterna y Juan Ospital, en los últimos tiempos, ha sido un punto de inflexión. Este grupo combina experiencia, conocimiento y juventud, una mezcla ideal para recuperar la identidad perdida y proyectar el futuro.
UN SUEÑO QUE TRASCIENDE LAS PALABRAS
No es casual que el “Oveja” Hernández se haya sumado a este pedido en la conferencia de prensa, instando a que Puerto Madryn recupere su lugar en el básquet argentino. Sus palabras no solo validan el proyecto, sino que también visibilizan la necesidad de una plaza de jerarquía en una ciudad con tradición deportiva.
Sin embargo, las palabras deben respaldarse con hechos. El Club Brown tiene estructura y sobrada historia, ahora necesita el apoyo de la comunidad para dar el salto.
La institución tiene una obligación con su propia historia. No se trata solo de volver a competir en las grandes ligas, sino de recuperar una identidad que trasciende lo deportivo.
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El Club Guillermo Brown tiene una historia que lo sitúa como un pionero en el básquet argentino. Aquellos años dorados de los 80 y principios de los 90, cuando el equipo se codeaba con los grandes en la Liga Nacional y la Liga B, son recuerdos imborrables para los amantes del deporte en la ciudad. Pero también son una deuda pendiente: una institución con ese linaje merece estar en lo más alto, y parece que el momento de saldar esa deuda se aproxima.
Durante la reciente conferencia de prensa encabezada por Sergio “Oveja” Hernández, ex entrenador de la Selección Nacional y figura indiscutida del básquet argentino, Pablo Texeira, actual vicepresidente del Club y máximo dirigente de la disciplina en Brown, lanzó una frase que resuena como un manifiesto: “Brown es una institución grande y con historia, que merece un lugar en una división grande del básquet nacional”. No fue un comentario improvisado, sino la confirmación de un proyecto serio que busca devolverle al club y a la ciudad el protagonismo perdido.
EL DESAFÍO DE VOLVER
Los números no mienten: llegar a la Liga Argentina implica un presupuesto considerable. Como bien señaló Texeira, el club está lejos de las cifras necesarias, pero ya ha encontrado eco en empresarios y sponsors interesados en apoyar esta causa. Es un camino complejo, pero también un sueño que parece empezar a tomar forma.
Brown no es un club cualquiera en la historia del básquet. Fue el escenario de hazañas memorables, como su ascenso a la Liga B en 1987 con figuras como Charles Russell y Fabián Horvath, y su paso por la segunda categoría en los años siguientes. Aquella etapa marcó a la ciudad, que incluso llegó a tener dos equipos en la misma división, un hito que reforzó el vínculo entre Puerto Madryn y el deporte. Sin embargo, el descenso en 1990 marcó el inicio de una larga sequía en el plano nacional.
La llegada del empresario Pablo Texeira, junto con un equipo de dirigentes jóvenes y la presencia de históricos como Marcelo Richotti, o Julio Sisterna y Juan Ospital, en los últimos tiempos, ha sido un punto de inflexión. Este grupo combina experiencia, conocimiento y juventud, una mezcla ideal para recuperar la identidad perdida y proyectar el futuro.
UN SUEÑO QUE TRASCIENDE LAS PALABRAS
No es casual que el “Oveja” Hernández se haya sumado a este pedido en la conferencia de prensa, instando a que Puerto Madryn recupere su lugar en el básquet argentino. Sus palabras no solo validan el proyecto, sino que también visibilizan la necesidad de una plaza de jerarquía en una ciudad con tradición deportiva.
Sin embargo, las palabras deben respaldarse con hechos. El Club Brown tiene estructura y sobrada historia, ahora necesita el apoyo de la comunidad para dar el salto.
La institución tiene una obligación con su propia historia. No se trata solo de volver a competir en las grandes ligas, sino de recuperar una identidad que trasciende lo deportivo.