Independiente perdió con Banfield 1 a 0 y se quedó sin entrenador, al concretarse la salida de Julio Vaccari. El Taladro, con un cabezazo de Martín Río a los 37 minutos, le aplicó la cuarta derrota en siete partidos por el Torneo Clausura, donde marcha último de la Zona B, con un encuentro adeudado.
Las repercusiones del fallo de la Conmebol, que días atrás descalificó a Independiente de la Copa Sudamericana, aún están a flor de piel en el sentimiento de la hinchada, que desde la previa del partido manifestó su descontento hacia la Comisión Directiva de Néstor Grindetti y la AFA de Claudio Tapia.
Los dos dirigentes fueron señalados como responsables de la marginación que sufrió el club del certamen internacional, tras los incidentes ocurridos durante el partido con la Universidad de Chile disputado el pasado 20 de agosto en Avellaneda.
En ese clima áspero y caliente, el equipo dirigido por Julio Vaccari salió a jugar ante Banfield en el estadio Libertadores de América-Ricardo Bochini.
Necesitado de una victoria que le permita sumar de a tres con el propósito de cortar la mala racha que lo acompaña desde el comienzo del segundo semestre, Independiente se adelantó en todas sus líneas y con tenencia de pelota e intentos de triangulaciones presionó sobre la salida de Banfield que los primeros minutos no lograba hilvanar juego.
Los dirigidos por Vaccari dominaban el desarrollo del partido, pero cometían algunas imprecisiones en los últimos metros de la cancha que eran reprobadas por la parcialidad roja.
Facundo Zabala probaba desde la izquierda y su remate se iba afuera por poco. El Rojo avisaba y tuvo en los pies del defensor su chance más clara de adelantarse en el marcador.
Por su parte, Banfield apostaba a la pelota parada y a generar opciones de contragolpe. Esos eran los recursos ofensivos que mostraba el conjunto dirigido por Pedro Troglio, que esperaba ordenado en su campo.
Y la chance le llegó a El Taladro. Gonzalo Ríos ejecutó un córner al área y con un cabezazo Martín Río ponía el primer gol del partido ante una floja salida del arquero Rodrigo Rey. Los jugadores de El Rojo reclamaron una falta, pero el árbitro Andrés Gariano convalidó el tanto.
Todo era nerviosismo en Independiente: entre sus hinchas, sus jugadores y el cuerpo técnico que mandaba a los suplentes a calentar. El fútbol del local parecía diluirse en medio de las urgencias deportivas y el espeso clima que parecía invadir el campo de juego desde las gradas.
Con todas esas zozobras a cuestas, Independiente marchó al descanso lleno de preocupaciones. ¿Podría reaccionar en el complemento? Era el gran interrogante que flotaba en el ambiente del Libertadores de América al cabo de los primeros 45 minutos.
Vaccari movió el banco y mandó a la cancha a Luciano Cabral y al chileno Pablo Galdames en el segundo tiempo, con el propósito de generar juego en la mitad de la cancha y gestar opciones de ataque.
Pero Independiente no encontraba el camino. El malestar de los hinchas se generalizaba y varios jugadores eran objeto de recriminaciones en el contexto de la pobre producción futbolística que exhibía el elenco de Avellaneda.
El técnico de El Rojo seguía probando variantes. Walter Mazzantti e Ignacio Pussetto, de pobres rendimientos, eran reemplazados por Gabriel Ávalos y Matías Abaldo en un intento de inquietar a la ordenada defensa de Banfield.
El Taladro comenzó a jugar con la desesperación de un rival atribulado y errático que era incapaz de reaccionar y se hundía en sus inconsistencias.
En los últimos minutos, los dirigidos por Troglio tuvieron algunas aproximaciones y terminaron brindando una imagen de mayor solidez que la del rival.
Al final, Zabala tuvo la posibilidad de empatar, pero falló. El equipo de Vaccari se retiró con silbidos y sumido en un verdadero infierno del cual no sabe cómo salir.