¿Cómo puede el vecino prevenirse de estafas, como por ejemplo “El Cuento del Tío?
Por José Martín Ostuvald para EL CHUBUT
Suboficial Mayor retirado de la Gendarmería Nacional Argentina.
por REDACCIÓN CHUBUT 01/11/2025 - 19.40.hs
Si bien las estafas y los “engaños” para lograr sacar algún beneficio económico siempre existieron, en los últimos años parecen haberse incrementado con el crecimiento de la informática, su uso casi obligatorio en el sistema económico argentino y su adaptación a las redes sociales y el celular.
Es importante destacar que todo el conjunto de herramientas informáticas disponibles en la actualidad, son diseñadas y aplicadas por personas para un fin determinado, que incluye un sistema de protección que es verificado por la entidad prestadora del servicio y dentro de cuya página se debe ingresar para hacer nuestras operaciones.
Varias son las metodologías para estafar que se usan actualmente. No vamos a referirnos a las estafas tecnológicas, porque consideramos que todos tenemos la mínima protección en nuestros sistemas y que, por otra parte, nuestros bancos nos brindan la protección necesaria en sus sistemas. Obviamente, siempre debemos tener el cuidado suficiente para no cometer errores humanos básicos, como publicar nuestros datos a personas no autorizadas o dar nuestra clave a algún extraño.
Vamos a referirnos al popular y famoso “cuento del tío”, cuyo origen se remonta a principios del siglo XX en Argentina, donde inmigrantes españoles e italianos eran las víctimas. La estafa consistía en que un estafador inventaba una historia, a menudo sobre una herencia de un tío lejano del país de donde habían emigrado y pedía ayuda económica, a cambio de una parte del botín. La víctima cedía el dinero y el estafador desaparecía. El nombre se popularizó porque el “tío” era una figura recurrente en todas esas historias de familias.
Actualmente, esos intentos de estafas pueden realizarse en forma personal, telefónica y/o mediante correos electrónicos, mensajes de textos o whattsapp, por ejemplo. Las que se realizan en forma personal, son conocidas por muchos lectores que recordarán a un personaje que actuaba cerca de los hospitales de Trelew o Puerto Madryn. Con gran poder de convicción, pedía ayuda para comprar una fédula para su hija internada, que necesitaba urgente ese elemento. Muchos “caímos” en esa trampa. También había en los barrios vendedores de pan casero que actuaban en grupos y que, al no tener cambio, iban a pedirlo a un compañero y no regresaban más.
En forma telefónica, hubo supuestos llamados de bancos que advertían sobre medidas como “corralitos” o la necesidad de cambiar billetes de moneda extranjera que iban a “caducar” en el corto plazo. Asimismo, supuestos abogados se comunicaban para informar de un fallo favorable de un juicio y que, para acreditar el dinero, necesitaban todos los datos bancarios del beneficiario. Similar acción se realiza con los mensajes, instando a renovar la clave para ingresar, entre otras metodologías.
Todas estas acciones son y fueron advertidas por las autoridades bancarias, policiales y medios de comunicaciones. Lamentablemente, seguimos “cayendo” en esas trampas”. Ante la duda, nunca realice acciones que pueden hacerle dudar de su veracidad. Recordemos siempre que, cuando alguien nos estafa, no solamente se lleva un monto de dinero sino también nuestra confianza, que es un valor que cuesta mucho recuperar
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