El 10 de noviembre de 2001, en la Bombonera, Diego Armando Maradona celebró un partido icónico para el fútbol argentino, el de su despedida, en el que vistió, como no podia ser de otra forma, las camisetas de Argentina y Boca Juniors.
El duelo congregó a una constelación de estrellas, algunas retiradas y otras en plena actividad, y al seleccionado argentino de aquel entonces, condudico por Marcelo Bielsa, que se preparaba para el Mundial 2002.
Diego llevaba cuatro años sin jugar un partido oficial cuando llegó el día de su adios definitivo, la recordada victoria de Boca Juniors por 2 - 1 sobre River, en un Superclásico de 1997 disputado en el Monumental.
Entre aquel cotejo y la fiesta en La Bombonera la vida de Maradona tuvo de todo, como siempre acostumbró. Viajes a Cuba para visitar a Fidel, operaciones de rodilla y apariciones televisivas para la historia.
Cuando llegó la hora del partido despedida, en un estadio abarrotado, Diego jugó y soltó una de las frases más celebres de nuestro fútbol, coronando una tarde involvidable: "Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha".
El cotejo tuvo figuras destacadas como Cantona, Matthaus, Carlos “Pibe” Valderrama, René Higuita, Enzo Francescoli, Davor Suker y Hristo Stoichkov, entre otros, observados desde el palco por Grondona y Pelé.
Si bien el resultado es anecdótico, terminó 6 - 3 y el 10 anotó dos tantos de penal, jugando un tiempo con la casaca albiceleste y complemento con la de Boca, con el nombre de Riquelme en la espalda, en la que posiblemente sea la despedida más emotiva e icónica del deporte nacional.