Lo bueno es que no fueron las maratónicas partidas de tres horas de duración, tampoco esas partidas Blitz, que parecen «cachetadas de locos» moviendo piezas.
Con un tiempo de 20 minutos por jugador (más cinco segundos de incremento) es un lapso que al nuevo jugador le permite pensar, no aburrirse y, sobre todo, aprender.
Lo bueno de este torneo es que no pudieron jugar los tableristas de la primera categoría.
El cachetazo para muchos hubiera sido descomunal y la idea es que los nuevos se sumen, se sientan cómodos y contenidos por el resto.
«El torneo estuvo muy bien organizado, con muy lindas partidas y con muchos jugadores de todos los niveles».
«Me reencontré con muchos jugadores que hacía tiempo no veía. Claro que yo tampoco iba mucho al Círculo, cosa que quiero regresar».
Destacó que hubo muchos alumnos nuevos de la Escuela de Ajedrez, la escuela que con mucho compromiso coordina Enzo Flores.
Hay que señalar que las partidas Blitz son muy mecánicas, donde no se piensa y solo se actúa.
Su primera partida fue contra Lautaro Cerda, «Yo no lo conocía, jugué con negra».
«Me jugó una partida muy sólida, muy pareja, donde en el final yo cometo un error y él saca una ligera ventaja, pero no lo pudo concretar».
«Yo me recuperé y me ofreció la tabla, que se la acepté. Era mi primera partida, muchos nervios, gente nueva, no quería arriesgar de entrda».
Su segunda partida fue ante Francisco Carillo. «ahí jugué con blancas, con un chico que no conocía. Tuvo un error que se dejó una pieza y ahí se desbalanceó el juego y fue un poco más rápido que el primero».
Al día siguiente logró cuatro victorias consecutivas, una de ellas ante Cristina Miloro y otra ante Martín Turcato, quien terminó segundo en las posiciones.