Degenerado: El juicio a un violador

“La mente es como un trineo inmundo que nos arrastra por malos caminos, dejando huellas para que nos atrapen, callate y decí, por qué la manoseaste, por qué la infiltraste en tu casa para enseñarle sobre las aves y las abejas”.

En esta novela al protagonista se le acusa de ser un pedófilo y de haber abusado y asesinado a una niña. La novela es su alegado final y en él se queja de la ausencia de presunción, de inocencia, de la caza de brujas que se está llevando a cabo en su contra, que se le culpa sin pruebas y asegura que no lo ha hecho.

Degenerado - Ariana Harwicz – Anagrama – 124 pág. - 2019

Con un lenguaje crudo, sin alegorías, directo y nada inocente, Harwicz presenta al protagonista que repasa su infancia en un monólogo íntimo y hostil hacia el mismo y con sus padres y hacia la sociedad, mientras hace frente a la realidad, que consiste en los ataques constantes de sus vecinos frente a su casa, rodeado y sitiado por ellos.

“Salí a fumar y me estoy durmiendo porque hace meses que me juzgan como un hombre que no me corresponde, que no soy, que no tiene mi cara ni mis manos ni mis huellas dactilares, así que no puedo identificarme con su suerte porque no es la mía, desde el principio todo está adulterado”.

Así el protagonista irá buscando en su introspección lo que lo llevará a darse cuenta de su vida insatisfecha, castigada por las adversidades del tiempo y de su familia, mientras se lleva a cabo el juicio.

“Empapelaron su ciudad y los pueblos vecinos con mi cara y la leyenda; cosas dichas al pasar, afiches con mi identikit en el mercado, el correo, los centros de recreación…”

Él hizo lo que consideró como «bueno», y si es malo, él es inocente, dice sin tapujos. Aunque, como suele decirse, el desconocimiento de la ley no te exime de cumplirla. La narración de las páginas finales, de hecho, desata un torbellino de realidades pasadas, de acusaciones y reproches, y también de nostalgias y melancolías de un tiempo que remitió tras los cristales de cafeterías baratas y los ojos vidriosos de sus padres.

Harwicz utiliza un estilo provocador, atrevido y que puede resultar perturbador. Aborda un tema espinoso, presenta a un protagonista que engaña y manipula a su antojo a partir de la narración de los hechos, que nos guía por donde quiere y que termina maldiciendo al ser humano, mostrándose ancestral y agresivo.

Ariana Harwicz nació en Buenos Aires en 1977. Ha publicado las novelas “Matate amor”, “La débil mental” y “Precoz”. Ha sido traducida a varios idiomas y algunas de sus novelas se han convertido en obras teatrales. Vive actualmente en Francia.

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