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El Papa instó a los líderes a actuar con justicia y promover el bien común para construir la paz

Durante un encuentro con legisladores de más de 60 países en el marco del Jubileo de los Gobernantes, el papa León XIV expresó un firme mensaje en favor de una política comprometida con la justicia social y la paz global.

por REDACCIÓN CHUBUT 21/06/2025 - 09.58.hs

El Sumo Pontífice subrayó que "una buena acción política puede contribuir a la paz", y señaló que la actividad política, “cuando es ejercida con honestidad, justicia y búsqueda del bien común, se convierte en una de las formas más altas de caridad y puede ser un instrumento fundamental para la construcción de la paz”.

 

Al dirigirse a las delegaciones reunidas en el Aula de las Bendiciones, León XIV remarcó la importancia de proteger a los sectores más vulnerables y abogó por una política que defienda el bien común. En ese contexto, denunció la concentración excesiva de la riqueza y su contraste con la pobreza estructural, al afirmar que es necesario “superar la inaceptable desproporción entre la inmensa riqueza concentrada en manos de unos pocos y la pobreza de tantas personas en el mundo”.

 

Advirtió que muchas personas que viven en condiciones precarias “claman para que se escuche su voz, y a menudo no encuentran oídos dispuestos a oír su súplica”. Esta desigualdad, dijo, puede desembocar en conflictos: “situaciones de injusticia persistente, que fácilmente conducen a la violencia y, tarde o temprano, a la tragedia de la guerra”. Frente a ello, defendió el rol de la política en la promoción de la equidad: “la política sana, al promover una distribución equitativa de los recursos, puede ofrecer un servicio eficaz a la armonía y a la paz, tanto a nivel nacional como internacional”.

 

El Papa también dedicó parte de su discurso a la libertad religiosa y al diálogo entre credos, temas que, según planteó, adquieren una relevancia creciente en el contexto actual. Aseguró que “la vida política puede contribuir mucho fomentando las condiciones para que haya una auténtica libertad religiosa y se desarrolle un encuentro respetuoso y constructivo entre las diferentes comunidades religiosas”.

 

Asimismo, destacó que “la creencia en Dios, con los valores positivos que de ella se derivan, es una inmensa fuente de bondad y verdad para la vida de las personas y de las comunidades”. En esa línea, sostuvo que sería conveniente contar con un punto común que sirva de orientación para la labor política y que permita incluir la dimensión trascendental en las decisiones públicas.

 

Para ello, propuso tomar como referencia “la ley natural, escrita no por manos humanas, sino reconocida como válida en todos los tiempos y lugares, y que encuentra su argumento más plausible y convincente en la propia naturaleza”. Según explicó, este principio universal “constituye la brújula con la que orientarnos al legislar y actuar, particularmente en las cuestiones éticas delicadas y urgentes que, hoy más que en el pasado, atañen a la vida personal y a la privacidad”. En este sentido, mencionó también la Declaración Universal de los Derechos Humanos como una parte esencial del acervo común de la humanidad.
 

 

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