Ni bien conocido el desenlace de su adiós, las primeras frases en resonar fueron: «Se fue un gran tipo», «Excelente persona», entre otras demostraciones de afecto. Y es el mejor legado que nos deja Enrique, «Quique» o «Cabezón» como lo llamaban en su círculo íntimo. Quien también lo describe en pocas y sentidas palabras es su amigo de años y compañero de equipo en Patoruzú y con quien compartió horas en el ámbito laboral, Fernando «Paton» Biancotti, quien lo detalla como un hombre «íntegro y muy familiero». Que se «caracterizó por defender su tropa como amigo, jugador y de sentimientios muy nobles».
Ferro, en su etapa como jugador vistió los colores de Liceo Naval de Comodoro Rivadavia, Patoruzú y el seleccionado de la Unión de Rugby Valle del Chubut «Tehuelches» como tercera línea y en algún momento como pilar. Pero también fue parte de aquel histórico equipo de seven conformado por jugadores del Indio y del seleccionado de Gales como Jonathan Davies, Leuan Evans y Carwing Davies.

German Freyer, compañero de aquel equipo sostuvo. «Se fue una gran persona que cuando entraba a la cancha se transformaba en un guerrero. Un jugador que todos queríamos tener en nuestro equipo».
Enrique era Profesor de Educación Física y también en ese rubro cosechó grandes elogios. Pero también dejó su legado como entrenador.
Quien tuvo palabras emotivas fue Andrés Velázquez, Presidente del club Indio. «Era un pasional jugando, dejaba la piel sea con la camiseta de Patoruzú o Tehuelches. Muchos de los actuales dirigentes jugamos con él compartiendo la primera división. Nos dejó muchísimas cosas positivas. Nos dejó una familia donde hoy día su nieto juega en el club. Nos deja la pasión, la entrega y muchas cosas positivas». A su vez subraya «para el club es un día muy triste».

Enrique Ferro se fue fisicamente, pero quedó inmortalizado en sus grandes acciones como ser humano y fue el ejemplo de lo que está bien.