Deportivo Madryn cerró el 2024 con un balance agridulce: un título inolvidable en la Apertura y un subcampeonato en la Clausura, reflejo de un equipo que sigue siendo competitivo, pero enfrenta los desafíos del inevitable recambio generacional.
El título del Torneo Apertura fue, sin dudas, la cima del año para Madryn. Tras una fase regular que dejó dudas al terminar en la cuarta posición, el equipo sacó a relucir su carácter en los playoffs. En primera instancia, superó a Brown en un cruce cargado de historia y tensión, para luego enfrentarse a Huracán de Trelew en una final que quedará en los anales del básquet zonal. La serie llegó al quinto partido en condición de visitante, donde el aurinegro demostró su mística y resiliencia para consagrarse campeón.
La Apertura confirmó la vigencia de la base que ha sustentado al equipo durante la última década. Los hermanos Rodrigo y Gonzalo García, Carlos Pérez y Lucas Manitta volvieron a ser los pilares del éxito, complementados esta vez por un joven Santiago Avendaño, quien se consolidó como la principal promesa del club.
SEGUNDO SEMESTRE
Sin embargo, el Torneo Clausura contó una historia diferente. Si bien Madryn llegó a la final, el equipo mostró señales de desgaste, especialmente en los jugadores históricos. El conjunto aurinegro se enfrentó a Huracán en semifinales, y luego a Brown en la final, pero esta vez no logró revalidar el título. El desgaste físico y emocional de los García fue evidente, y aunque su talento sigue marcando diferencias, su ciclo como líderes del equipo comienza a mostrar los síntomas del tiempo.
Con una gran campaña en el Oficial de la categoría Sub-23, con Avendaño como abanderado, el equipo demostró que tiene con qué iniciar el proceso de reconstrucción, pero aún queda camino por recorrer para que esta nueva generación alcance el nivel de competitividad que el club ha sostenido durante la última década.
LA DÉCADA DORADA Y EL DESAFÍO DEL RECAMBIO
Con 12 títulos en los últimos 10 años, Deportivo Madryn ha sido el dominador indiscutido del básquet zonal. Esta hegemonía se construyó sobre la base de una estructura sólida liderada por técnicos como Fabio Sanz, Andrés del Sol y Jorge García, quienes diseñaron un sistema que combinó experiencia, talento y mística ganadora. El cuarteto de oro formado por los hermanos García, Pérez y Manitta simboliza esta era de éxitos, pero el paso del tiempo comienza a ser un factor ineludible.
El 2024 dejó una enseñanza clara para el aurinegro: la reconstrucción no puede esperar. El título de la Apertura mostró que el ADN competitivo sigue intacto, pero los altibajos en el Clausura y las señales de desgaste en los históricos indican que es hora de preparar el terreno para el futuro.
Madryn demostró que sigue siendo un protagonista esencial en el básquet zonal. El club tiene el potencial para sostener su lugar en la élite local. Sin embargo, el desafío será integrar a los jóvenes sin perder la identidad que forjó su legado.
El 2024 cerró con un subcampeonato que dejó sabor agridulce, pero también con la certeza de que Madryn no se rendirá fácilmente. La mística aurinegra, construida en una década dorada, será el motor para afrontar los retos de un futuro que necesita comenzar a gestarse.