Simón García acaba de vivir, en Costa Rica, una gran experiencia, al ser el único ciclista argentino en participar en el Mundial Universitario de Ciclismo, que contó con el reconocimiento de la UCI.
El madrynense, que es entrenado por Daniel Capela, llegó al país centroamericano representando a la FEDUA.
Con solo 17 años y dispuesto a luchar contra "los molinos de viento", sinónimo de grandes equipos que llegaron de distintas partes del mundo, algunos de ellos Protur o Continentales, para tomar parte de una prueba áspera en todos los ordenes.
Simón, además de correr solo, llegó a un país desconocido, sin técnico, sin auxilio y sin elementos esenciales para subsanar problemas técnicos que llegaron a marginarlo de alguna competencia.
En la primera jornada, no pudo le alcanzó para completar la Criterium, ya que por reglamento lo "bajaron" faltando muy poco para terminar. En la segunda jornada, en la prueba contrarreloj, se recompuso y terminó en un meritorio puesto Nº24.
Ya en la tercera y última prueba, la de ruta, cuando marchaba en plena disputa pinchó una goma y debió abandonar por no tener repuestos.
Más allá de la bronca que seguramente puede sentir Simón, que es propia de todo deportista que quiere crecer, debe saber que por sobre todo le ha tocado vivir una gran experiencia, la cual no necesariamente debe llegar cargada de triunfos para tener validez.
Por el contrario, generalmente se aprende más de las malas que de los propios triunfos; además está iniciando un camino que por delante tendrá de todo, muchos éxitos, pero también muchos escollos para sortear.