El chubutense Eduardo Sepúlveda, medallista de plata en los Juegos Panamericanos en 2023, completó su tercera participación en los Juegos Olímpicos, con un 54° puesto -sobre 90 competidores- en la prueba de ruta, celebrada en París, con un tiempo de 6:28:31.
"Balito", nacido en Rawson, cerró los 272.1 kilómetros de recorrido a +8:57 del ganador de la prueba, el belga Remco Evenepoel (6:19:34); completando el podio dos pedalistas locales: Valentin Madouas (6:20:45) y Christophe Laporte (6:20:50).
Entre los sudamericanos, en orden de llegada, aparecieron los colombianos Buitrago (19° - 6:21:47) y Martínez (25° - 6:21:54), el ecuatoriano Narváez (45° - 6:26:57), el venezolano Aular (53° - 6:26:57), luego Sepúlveda, el uruguayo Fagundez (55° - 6:28:31) y el brasileño Rangel Costa (71° - 6:39:31)
En cuanto a sus actuaciones olímpicas previas; "Balito" no pudo completar la carrera en Tokio (234 kilómetros), oportunidad en la que sufrió un problema técnico; mientras que en Río de Janeiro (237,5 kilómetros) fue el mejor argentino, con un 37° puesto; y un 26° lugar en la contrarreloj.

TRIUNFO DE EVENEPOEL
Con un fino sentido de la escenografía, Remco Evenepoel bajó de su bicicleta y sobre la misma línea de meta, a los pies de la Torre Eiffel, abrió bien los brazos para abarcar la historia: es el primer ciclista en ganar el oro en la contrarreloj y la prueba en línea de unos mismos Juegos Olímpicos.
Con sus pequeñas subidas explosivas, sus calles adoquinadas y los arcenes abarrotados, la prueba en línea de París 2024 era un simulacro de primavera en pleno verano, un caramelo para ciclistas como Evenepoel, que supo hacerla suya.
El ciclón belga empezó a moverse a falta de 70 kilómetros con un primer acelerón que puso en fila la cabeza del pelotón y empezó a seleccionar los corredores que podrían luchar por las medallas. Una salva, más que un ataque, para anunciar que ahí empezaba su carrera.
El neerlandés Mathieu Van der Poel recogió el guante y en la primera subida a Montmartre incendió los adoquines con un ataque durísimo al que respondió su más íntimo rival, Wout Van Aert, un corredor al que lleva enfrentándose desde que eran niños.
El belga, que lo tenía vigilado de cerca, cerró el hueco para devolver la carrera a manos de su jefe de filas. Ese no era el lugar que tenía señalado en rojo Evenepoel.
"Sabía que Montmartre no era la ascensión que mejor me venía. Las otras dos subidas se adaptaban mejor a mí y cada vez que pasamos por ellas fui con todo", explicó el doble campeón olímpico. "Y ha salido bien. ¿Qué puedo decir?".
Con esas arrancadas, Evenepoel reventó el pelotón y fue descolgando uno a uno a los valientes que aguantaban su rueda hasta quedarse en solitario. Quizá su mayor sufrimiento fue el pinchazo que sufrió a menos de 4 kilómetros para meta, pero de haber sabido la distancia que llevaba a sus perseguidores no habría perdido tanto los nervios.
Incluso con problema mecánico, Evenepoel tuvo tiempo de levantar el pie en la recta de meta, bajar de su bicicleta, y dejar una imagen para la historia.