Balance positivo con un cambio que llegó para quedarse
La final entre Racing y Huracán fue un hecho histórico: por primera vez en 71 años de la Abech, dos equipos de Trelew definieron un campeonato. Un síntoma claro de este cambio de época.
| Por REDACCIÓN SUPERDEPOR |
POR GUSTAVO GOMEZ. La temporada 2025 del básquet zonal cerró con un balance claramente positivo. No solo por los títulos, sino porque rompió una lógica que llevaba años instalada: la de un torneo previsible, con protagonistas repetidos y poco margen para la sorpresa. Este año el mapa cambió y el movimiento, aunque incómodo para algunos, era necesario.
Durante décadas, Guillermo Brown y Deportivo Madryn fueron los ejes de la competencia. El resto acompañaba y de vez en cuando alcanzaba alguna aislada vuelta olímpica. En 2025 esa ecuación se alteró. Ninguno de los equipos de Puerto Madryn logró títulos en Primera Masculino y cedieron protagonismo. En paralelo, Trelew ocupó ese espacio con una fuerza tan inesperada como saludable para el crecimiento del básquet zonal.
La final entre Racing y Huracán fue un hecho histórico: por primera vez en 71 años de la Abech, dos equipos de Trelew definieron un campeonato. Un síntoma claro de este cambio de época. La nota negativa fue que Racing debió hacer de local en cancha prestada. Que la ciudad no tenga una alternativa neutral en condiciones para una final de esta naturaleza deja expuestas deudas estructurales que siguen sin resolverse.

Aun así, el estadio Luján Barrientos respondió con creces: el mejor escenario de la región sur del país, tribunas colmadas y un marco que jerarquizó el espectáculo, le otorgó a la final un condimento tan especial como inesperado.
Huracán registró un año perfecto. Apostó fuerte, planificó la temporada y ganó todo los que jugó. Bicampeón de la ABECh y campeón invicto del Prefederal. No hubo improvisación ni golpes de suerte: hubo un proyecto sólido y ambicioso que tuvo su merecido premio. El Globo no solo sumó títulos, también marcó un estándar.
Racing fue la historia que nadie esperaba. Venía de arrastrar 33 derrotas consecutivas y un presente desolador. La vuelta de Nicolás De los Santos cambió el rumbo del club y del torneo. Regresó a su ciudad, rechazó ofertas, se involucró con el proyecto y se puso el equipo al hombro. Con liderazgo y compromiso, Racing pasó de no ganar nunca a jugar una final. De los Santos jerarquizó la competencia y obligó al resto a elevar la vara.
Brown inició el año con ambición, incluso proyectando el regreso al básquet nacional mediante la compra de una plaza. No se dio y la dirigencia optó por frenar. De estar cerca de un salto de calidad histórico, pasó a no disputar el Prefederal. El impacto fue evidente. Brown tiene dirigentes con capacidad y una historia pesada, pero la pausa deberá transformarse en impulso. El crecimiento del básquet trelewense necesita, también, que Puerto Madryn recupere protagonismo.

Deportivo Madryn, el equipo más ganador de la última década, empezó a sentir el desgaste de una generación que marcó época. No llegó a las finales y volvió a quedar al margen del Prefederal. El aurinegro sigue siendo el club con más historia regional en competencias nacionales, pero hoy está agazapado. En el deporte, quedarse quieto suele ser más peligroso que arriesgar.
Ferro cerró un gran año con el ascenso a la Liga Federal 2026. El proyecto dirigencial es claro: orden, coherencia y apuesta a los inferiores. Sin gastar más de lo que se tiene y sin desesperarse por resultados inmediatos. Una camada joven ya empezó a dar señales y, cuando madure, puede transformarse en protagonista dominante del básquet zonal, como ocurrió en su momento con Deportivo Madryn.
Germinal cerró la temporada como el equipo más débil de la competencia, sin triunfos en el último semestre. La reconstrucción es urgente. Necesita apoyo empresarial, conducción específica de básquet y una autocrítica profunda. Sin decisiones fuertes, seguirá siendo un actor de reparto en un torneo que, por primera vez en años, decidió crecer.
El desafío ahora para el 2026 será sostener este nuevo escenario y no volver a la comodidad de lo previsible.
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La final entre Racing y Huracán fue un hecho histórico: por primera vez en 71 años de la Abech, dos equipos de Trelew definieron un campeonato. Un síntoma claro de este cambio de época.
POR GUSTAVO GOMEZ. La temporada 2025 del básquet zonal cerró con un balance claramente positivo. No solo por los títulos, sino porque rompió una lógica que llevaba años instalada: la de un torneo previsible, con protagonistas repetidos y poco margen para la sorpresa. Este año el mapa cambió y el movimiento, aunque incómodo para algunos, era necesario.
Durante décadas, Guillermo Brown y Deportivo Madryn fueron los ejes de la competencia. El resto acompañaba y de vez en cuando alcanzaba alguna aislada vuelta olímpica. En 2025 esa ecuación se alteró. Ninguno de los equipos de Puerto Madryn logró títulos en Primera Masculino y cedieron protagonismo. En paralelo, Trelew ocupó ese espacio con una fuerza tan inesperada como saludable para el crecimiento del básquet zonal.
La final entre Racing y Huracán fue un hecho histórico: por primera vez en 71 años de la Abech, dos equipos de Trelew definieron un campeonato. Un síntoma claro de este cambio de época. La nota negativa fue que Racing debió hacer de local en cancha prestada. Que la ciudad no tenga una alternativa neutral en condiciones para una final de esta naturaleza deja expuestas deudas estructurales que siguen sin resolverse.

Aun así, el estadio Luján Barrientos respondió con creces: el mejor escenario de la región sur del país, tribunas colmadas y un marco que jerarquizó el espectáculo, le otorgó a la final un condimento tan especial como inesperado.
Huracán registró un año perfecto. Apostó fuerte, planificó la temporada y ganó todo los que jugó. Bicampeón de la ABECh y campeón invicto del Prefederal. No hubo improvisación ni golpes de suerte: hubo un proyecto sólido y ambicioso que tuvo su merecido premio. El Globo no solo sumó títulos, también marcó un estándar.
Racing fue la historia que nadie esperaba. Venía de arrastrar 33 derrotas consecutivas y un presente desolador. La vuelta de Nicolás De los Santos cambió el rumbo del club y del torneo. Regresó a su ciudad, rechazó ofertas, se involucró con el proyecto y se puso el equipo al hombro. Con liderazgo y compromiso, Racing pasó de no ganar nunca a jugar una final. De los Santos jerarquizó la competencia y obligó al resto a elevar la vara.
Brown inició el año con ambición, incluso proyectando el regreso al básquet nacional mediante la compra de una plaza. No se dio y la dirigencia optó por frenar. De estar cerca de un salto de calidad histórico, pasó a no disputar el Prefederal. El impacto fue evidente. Brown tiene dirigentes con capacidad y una historia pesada, pero la pausa deberá transformarse en impulso. El crecimiento del básquet trelewense necesita, también, que Puerto Madryn recupere protagonismo.

Deportivo Madryn, el equipo más ganador de la última década, empezó a sentir el desgaste de una generación que marcó época. No llegó a las finales y volvió a quedar al margen del Prefederal. El aurinegro sigue siendo el club con más historia regional en competencias nacionales, pero hoy está agazapado. En el deporte, quedarse quieto suele ser más peligroso que arriesgar.
Ferro cerró un gran año con el ascenso a la Liga Federal 2026. El proyecto dirigencial es claro: orden, coherencia y apuesta a los inferiores. Sin gastar más de lo que se tiene y sin desesperarse por resultados inmediatos. Una camada joven ya empezó a dar señales y, cuando madure, puede transformarse en protagonista dominante del básquet zonal, como ocurrió en su momento con Deportivo Madryn.
Germinal cerró la temporada como el equipo más débil de la competencia, sin triunfos en el último semestre. La reconstrucción es urgente. Necesita apoyo empresarial, conducción específica de básquet y una autocrítica profunda. Sin decisiones fuertes, seguirá siendo un actor de reparto en un torneo que, por primera vez en años, decidió crecer.
El desafío ahora para el 2026 será sostener este nuevo escenario y no volver a la comodidad de lo previsible.