Navegando por los 160 años: la historia de Madryn a través de los barcos
Antes de calles y casas, fueron las velas en el horizonte. Desde expediciones científicas hasta colonizaciones planificadas, los barcos fueron el primer puente entre Europa y la costa chubutense. El legado de esas embarcaciones que trajeron colonos, víveres, madera y esperanzas a las costas del sur argentino. Una línea de tiempo narrada a través de los barcos que conectaron el pasado remoto con la gesta colonizadora del siglo XIX.
por REDACCIÓN CHUBUT 28/07/2025 - 13.52.hs
Los barcos del origen: primeros registros y desembarcos que precedieron la fundación
Madryn, nació desde el mar, y hay algunos barcos que han quedado asociados para siempre a determinados fragmentos de la historia local y regional.
La Santísima Trinidad y la Victoria, de la flota de la especiería, comandada por Magallanes primero y Elcano después, un 24 de febrero de 1520 (505 años atrás), cuando ingresaron a un golfo desconocido, al que nombraron San Matías, por su santoral del día del mencionado año, una bahía desconocida y sin fondo.
La goleta Antilope en 1815 y el bergantin Alerta en 1824, ambos fletados por Henry L. Jones.
La Mary Helen, fletada por Lewis Jones, para traer maderas, animales y materiales varios para preparar el alojamiento de los colonos galeses. Esta goleta trasladó a mujeres y niños hasta la desembocadura del río Chubut en 1865.
En 1863, con su velamen desplegado, ingresaba al golfo el velero La Candelaria, con Lewis Jones y Love Jones Parry, como emisarios de la Sociedad de Emigración de Gales, viajaron para conocer la zona del río Chubut para radicar colonos.
El velero más recordado, la goleta Mimosa, que un 27 de julio de 1865, nave que con sus velas desplegadas fondeó en el fondo de la bahía nueva, con sus pasajeros colonos galeses, que desembarcaron al día siguiente.
El 28 de julio, es fecha del aniversario de Puerto Madryn.
Naves que conectaron y sostuvieron la vida de la colonia
La goleta Bella Elisa, perteneciente a Henry Libanus Jones, cargada de cueros de lobos, naufragó entre la Bahía de San Gregorio e Isla Leones en 1814, y con una falúa de la misma se salvaron sus tripulantes y remando hacía Patagones en busca de auxilio, descubrieron la desembocadura del Río Chupat.
La Denby, patacho de 30 toneladas comprada a medias entre el gobierno nacional y varios comerciantes ingleses y entregada a la colonia en febrero de 1866 para sus necesidades. Fue despachada hacia Patagones en búsqueda de provisiones. Se perdió en el Atlántico.
El bergantin Explorador, perteneciente a la sociedad exploradora y explotadora del Chupat, utilizada por Henry L. Jones en la fundación del establecimiento en el potrero de las lagunas en 1854.
La colonia del Chubut adquirió al gobierno nacional en 1868 la nave Mary Ann, que al realizar su primer viaje a la colonia, sufrió varias roturas y al no contar con dinero para su reparación, Lewis Jones se vio obligado a venderla.
La goleta Chubut, adquirida por la colonia con un préstamo de $ 3.000 otorgado por el gobierno nacional en octubre de 1871. Para pagar dicho préstamo, Lewis Jones la alquiló por 300 libras mensuales para la explotación del guano en las costas del Chubut. Al fracasar el negocio el barco volvió al poder del gobierno en 1872.
La Irene, goleta perteneciente a la firma Rook, Parry y Cía., que en 1874 trasladó el primer cargamento de trigo desde Chubut a Buenos Aires, manteniendo el servicio regular entre la colonia y Buenos Aires.
El esquife Liebre, de la expedición de Fitz Roy (1832) que al mando del capitán Wickham remontaron el Chupat, reconociendo el valle del mencionado río.
La colonia del Chubut comercializaba con Patagones, y para esta tarea el armador Juan Ramallo, adquirió el bergantín Monte León, velero que mantenía además comunicación entre Montevideo e Islas Maivinas. Transportó durante 25 años, pasajeros y carga a cargo del armador Eduardo Owen, con el nombre en esa etapa de Chubut.
La madera y el mar: la navegación como impulso civilizatorio
Navegar en la historia, para en este caso «navegar» en embarcaciones. La madera, el recurso natural más antiguo que dispone el hombre, como herramientas, combustible, protección, tiene el valor de ser la sola fuente que el hombre es capaz de ir renovando.
Las maderas que conquistaron el mundo, fueron el roble, el pino, el olmo, el fresno, la acacia, el haya, el olivo y muchos más, sirvieron en las distintas estructuras de embarcaciones como los birremes, dragones, naos, carabelas, goletas, carracas, balandras, bergantines, clippers, fragatas, etc.
El hombre, desde un conjunto de ramas que permitieron mantenerse a flote, un tronco ahuecado y el ingenio de diseñar grandes barcos, permitió descubrir mundos. Todo se hizo por ríos o mares, pueblos que crecieron desde el mar, como en nuestra población.
La Nueva Gerónima, goleta adquirida por Luis Jones en 1868 con ayuda del gobierno argentino. En su primer viaje al Chubut encalló en la embocadura del río sufriendo importantes averías.
Reparada provisoriamente regresó a Buenos Aires para su reparación definitiva, pero no pudo afrontar el elevado costo y fue vendida a mitad de su precio.
En 1886 visitó Chubut, la goleta Nueva Alexio.
La goleta Mercedes, fletada por Enrique L. Jones en 1815, para la caza de lobos en Península Valdés, fue enviada al río Chubut en búsqueda de agua, superó la barra de la embocadura, siendo la primera que ingresó al mismo.
La Mary Ann Parker, una brick barca de 1868, la cual se hundió en el Golfo Nuevo.
La Monte Alegre, goleta que trasportando mercaderías encalló a la entrada del río Chubut.
Vivir a bordo: alimentos, provisiones y desafíos durante las travesías
La compra de los alimentos para tripulación y pasajeros fue importantísima para los veleros de largas travesías. Se embarcaban animales vivos, ovejas y mayormente aves de corral. Muy importante el llevar galletas de barco o bizcochos, frutas secas, carne salada de buey o cerdo o secas al humo, pescado salado, legumbres, vinagre, muchos quesos, vino y agua.
Los quesos se entregaban principalmente durante las grandes tormentas oceánicas. El vino o cerveza, según el origen de los barcos, se entregaban a la tripulación, medio litro por día.
Entre los barcos asociados a determinados hechos históricos de nuestra comarca, destacamos a La goleta Mary Helen, fue fletada por Lewis Jones para llevar maderas, animales y otros materiales desde Patagones al Golfo Nuevo en julio de 1865, semanas antes de que arribara el Mimosa a Bahía Nueva, para preparar las viviendas para los inmigrantes.
Con esa misma embarcación se enviaron desde el golfo al río Chubut a las mujeres y niños con sus muebles. Su capitán Wood, al mando de la misma, soportó un fuerte temporal apenas salidos del golfo, alejándola del derrotero costero. Demoró 15 días en llegar a la desembocadura del río, habiendo padecido hambre y sed por haberse agotado las provisiones por la imprevista demora.
La Myranwy, embarcación de 300 toneladas de desplazamiento, adquirida por la compañía Inmigratoria y Mercantil de Gales para el intercambio comercial con la colonia. Hizo un solo viaje arribando a bahía nueva en mayo de 1870 con once familias inmigrantes. La escasa producción de la colonia no justificaba el mantenimiento el buque.
El HMS Beagle, en 1831 inició un viaje alrededor del mundo que duró cinco años. Realizó varios viajes en las costas patagónicas para realizar relevamientos topográficos y trabajos de hidrografía y ampliar los conocimientos de las mismas.
La goleta Emma, construida en 1883 en EE.UU de norte américa, destinada a la caza de lobos marinos en apostaderos patagónicos. Fue vendida años más tarde en Punta Arenas para el transporte de mercadería y ganado entre Malvinas y Ushuaia. Durante la fiebre del cazón en 1940, vino a Madryn como puerto base. Se incendió y se hundió en golfo nuevo en 1947. Fue visitada por los buzos locales para practicar caza submarina, y uno de los primeros pecios que formaron los parques submarinos en la rada de Puerto Madryn.
El vapor Orissa, perteneciente a la Pacific Steam Navigation Co. (Compañía de vapores Pacífico) que en mayo de 1902embarcó 234 galeses con destino a Canadá. La partida de este contingente fue el golpe más pesado que recibió la colonia en su aspecto social y religioso desde su fundación.
Exploraciones, relevamientos y embarcaciones olvidadas en la historia patagónica
Con el fin del Imperio Romano, el comercio del pasado fue decreciendo y bajo esa situación comenzaron las invasiones del pueblo vikingo con el dominio de la incursiones navales territoriales realizadas por los mencionados pueblos por Europa, Asia, África y América.
Requirió de mucha destreza en el mar y de un gran dominio del arte de la navegación. Barcos de poco calado de unos 20 a 25 metros de eslora (largo) y de entre 3 a 6 metros de manga (ancho), fueron ágiles y muy maniobrables, con una capacidad de entre 40 a 100 personas. Los dos tipos de embarcaciones, el knarr, eran mercantes destinados a los viajes por el Atlántico con capacidad de transporte de 24 toneladas y los dakkar o dragones que eran más largos y estrechos y ligeros con remos a lo largo de su longitud, de poco calado que les permitía navegar en aguas de poca profundidad.
Para su ubicación en el mar, emplearon una primigenia brújula solar, a decir de los expertos, dado el descubrimiento en Groenlandia de un trozo de disco de madera tallado con incisiones que mostraban las diferentes altitudes del sol en con líneas que indicaban los equinoccios y solsticios de verano.
Las barcos asociados a determinados momentos o hechos históricos de nuestra comarca, destacamos a:
Las naves Atrevida y Descubierta en 1790, de la expedición del capitán de navío Alejandro Malaspina, que realizaron los planos del Río de la Plata y reconocieron las costas de la Patagonia, dibujando las cartas marinas de las mismas.
La nave de guerra de guerra HMS Triton que desde Montevideo zarpó un 19 de junio de 1866, con destino a Patagonia a visitar la colonia, debido a los comentarios recibidos, de la facción de los disidentes sobre las condiciones inhumanas que ellos veían en esa. A bordo viajaron el segundo secretario de la Legación Británica en Buenos Aires, el capitán R.G. Watson y el funcionario argentino Antonio Alvares de Arenales.
Se entrevistaron con los colonos, observando que los mismos se encontraban trabajando y a gusto en el nuevo territorio.
La goleta Unión de 590 toneladas de registro, que bajo bandera italiana realizó viajes a la colonia al mando del capitán Julián Bollo. Se encontraba fondeada en la desembocadura del río Chubut en 1878, y un violento temporal la hizo encallar sobre los bancos de la playa, abandonándola en esa posición.
La San Pedro y la Madre de Dios, naves capitanas de la expedición de Simón de Alcazaba y Sotomayor en 1535 que navegaron las costas patagónicas.
La Juan Dillon Cúter de 8 toneladas, que prestó servicios de transporte de mercaderías entre la colonia y Carmen de Patagones. Perteneció a la empresa Rook, Parry y Cía. que se instaló en la colonia ante el importante progreso en la explotación de trigo.
La goleta Gwenllian, el primer velero del pionero John Murray, bautizado así en honor a su hermana (la esposa de Abraham Matthews) y timoneada por el capitán William Rogers. Con ese se llegaba por el río Chubut hasta el mismo pueblo de Rawson, donde prosperó como comerciante de ramos generales y acopiador de frutos del país.
A principios del siglo pasado se lo pudo reemplazar por el carguero Monte León de mucho de más porte, con el que se transportaban cosechas y pasajeros y traían mercaderías de Carmen de Patagones y Buenos Aires. La HMS Adventure, en 1825, al mando del capitán Phillips Parker King, realizó estudios hidrográficos y naturalistas sobre la flora y fauna de las costas patagónicas, en sus viajes de exploración y redescubrimientos.
El Mimosa y la gesta galesa: viaje, preparación y llegada a la costa del Chubut
La colonia galesa en el Chupat. El viaje desde adentro. La dimensión de la gesta está en el tesón que superó cualquier tipo de contrariedades. Porque la realidad de los colonos que llegaron a Patagonia fue menos romántica y mucho más dura e improvisada de los que a veces cuentan algunas crónicas.
El aviso clasificado
La mayoría de los pasajeros del Mimosa (los que no desertaron) se sumaron a la gesta entusiasmados por elocuentes proclamas de los pioneros y avisos como este que se publicaba en los periódicos de Gales:
«El buque Halton Castle de 700 toneladas, capitán Williams, zarpará de Liverpool a la colonia galesa, el 25 de abril de 1865. Costo del pasaje: adultos 12 libras, menores de 12 años 6 libras. Reservas mediante seña: adultos 1 libra, menores 10 chelines a enviar al tesorero, Sr. O. Edwards, 22 Williamson Square, Liverpool, resto a pagar al embarcar. Hay cien acres de tierra, caballos, bueyes, ovejas, trigo y herramientas de regalo para cada tres inmigrantes en el buque mencionado: la prioridad en la elección de la tierra según el orden de reservas. (...)
Desde su botación el 5 de julio de 1853, en el astillero Alexander Hall & Sons, Aberdeen, Escocia, sobre el mar del Norte, el clipper Mimosa ha navegado en los océanos Atlántico e Índico y el mar de la China y terminó de navegar en Nueva Calabar, golfo de Guinea (África) en octubre de 1872.
Su primera singladura la realizó desde North Shield, Escocia hasta Río de Janeiro entre el 28 de julio de 1853 y el 11 de marzo de 1854. Realizó 3 viajes desde Liverpool a Shanghai, China, 19 viajes desde Liverpool a Río de Janeiro, Bahía, Pernambuco en Brasil.
El viaje a Patagonia, había sido planeado en el Halton Castle, y al llegar el 25 de abril y no tener noticias del barco, Michael Jones, (figura histórica, clave en la organización de la inmigración) hizo traer otro llamado Mimosa, pagando 25000 libras - con la herencia de su esposa - a Vining & Killey; sin embargo sólo les daban el casco pelado, teniendo que adaptarlo con lo necesario, camarotes para familia, camarotes para solteras y solteros, baños para los grupos, comedor, sala para especímenes y oraciones. Así se completó con comodidades mínimas para un largo derrotero, hacia el último confín de la tierra y tierra incógnita, según escribió Lewis Jones.
Un 25 de mayo de 1865, los colonos embarcaron en el Mimosa desde el puerto de Liverpool en la bahía del río Mersey, permaneciendo 3 días fondeados, y zarpando recién el 28, luego de una fuerte tormenta en la bahía del mismo puerto, y a la espera de vientos favorables, se hicieron al Atlántico.
Con 17 tripulantes, entre los cuales había un sueco (Lars Petterson de 25 años), Antonio Silva de Cabo Verde de 59 años, el cirujano irlandés Thomas William Nassau Greene de 21 años, y lo completaron Burges, Downes, Fish, Smith, Nolan, Williams, Leonard, Mitchell, Riley, Warren, Cosnon, Creswell y Walker Hardwicke, al mando del capitán Gerorge Pepperell de 25 años.
Tras dos meses de navegación, el 26 de julio ya avistaron la Península Valdés, ingresaron a Bahía Nueva el 27, y en la misma, frente a la costa suroeste, lo esperaba Lewis Jones a bordo del velero Juno, trasbordando del mismo al Mimosa para darles la bienvenida. Los colonos, vestidos con sus mejores ropas y ubicados en la cubierta del Mimosa, observaron el paisaje que compartirían el resto de sus vidas en Patagonia.
Julio fue un mes de esperanzas, de sueños, de incertidumbre, de cambios, de nuevas tierras, de libertad y de desafíos. Los sueños de los que pensaron y generaron a través de la «Comisión de Emigración Galesa», la radicación de una colonia galesa en Patagonia, a orillas del río Chupat, se cristalizó el 28 de julio de 1865 con el desembarco de los colonos.
En el clipper Mimosa, durante su singladura en el Atlántico Norte, entre alegrías y tristezas, el 2 de junio de 1865, se casaron Ann Lewis con William Hughes, pareja de 33 años.
Días después, el 9 y 10, lamentaron el fallecimiento de dos menores de 2 años, Catherine J. Thomas y James Jenkins.
Se celebró el cumpleaños 33, de Morgan Jones, el 11 de junio.
El 17, otro menor de 11 meses falleció, John Davies y el 25 se festejó el cumpleaños 35 de Rachel Jenkins.
Transcurría ese mes de junio, cuando Lewis Jones y Edwyn Roberts, a bordo del velero Juno, viajaron a Carmen de Patagones, para comprar provisiones, chapas, maderas, 800 ovejas, vacas, caballos y contratar gente, para preparar en Bahía Nueva el campamento transitorio de los colonos.
Con 5 operarios maragatos y ayudantes, expertos en trabajar materiales livianos, usaron la tosca o arcilla de los acantilados de la punta más oeste, la trabajaron para lograr ladrillos y complementar con chapas y maderas los refugios, además de un galpón para la guarda de los alimentos usando también los restos de un barco encallado en la rada.
No pensaron la falta de agua dulce cerca, y una semana después ubicaron un laguna a 4 kms. del sitio del desembarco, conocida muchos años más tarde como Laguna de Derbes.
Mientras lo operarios y ayudantes, terminaban los trabajos en las cavas, Edwyn Roberts comenzó el desmalezado de la flora autóctona, para marcar un sendero (de John Jones) que unió Bahía Nueva con la desembocadura del río Chubut.
Para fines de septiembre todo el contingente estaba reunido en el sitio donde Henry L. Jones ubicó el llamado Fuerte Viejo por 1814, en la margen norte a orillas del río Chubut, y allí, continuó otra historia....
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